RAÚL GORROÑO, S/C de Tfe.
El escritor, fotógrafo y guionista Ángel Vallecillo
(Valladolid, 1968), que reside en Canarias desde 1992, es un enamorado de La
Graciosa, isla del archipiélago Chinijo que ha visitado durante los últimos
quince años y sobre la que acaba de publicar la guía "Bienvenido a La
Graciosa".
Esta obra, un manual con algo más de un centenar de
páginas ilustradas con numerosas imágenes a color, facilita información variada
sobre la historia de esta pequeña isla, rutas de senderismo, playas, flora,
fauna y gastronomía del lugar.
El autor ha recorrido La Graciosa en todas las
direcciones, contabilizando más de mil kilómetros, ha realizado más de seis mil
fotografías y ha hablado con numerosos vecinos que se convirtieron en sus
fuentes orales, aunque para él la isla más bonita es Alegranza, que está
deshabitada.
Vallecillo, que ha consultado la escasa bibliografía
existente sobre el islote, comenta que La Graciosa fue la primera isla
conquistada por Jean Bethencourt en el año 1402, antes que Lanzarote.
"En La Graciosa se han localizado restos
fenicios, romanos, normandos, árabes..., no en tierra sino en el mar. En la
bahía de la playa de la Cocina es donde están los yacimientos más antiguos. Es
un lugar de abrigo natural y se supone que La Graciosa fue la primera isla que
se conquistó en Canarias. Solían fondear en la playa de la Cocina y se sabe que
venían los fenicios, los romanos... Se han localizado ánforas, restos árabes,
normandos, pero no he encontrado un artículo exacto sobre este tema, pero hay
libros que indican que los restos arqueológicos más antiguos de Canarias están
en La Graciosa".
Este amante de la naturaleza y la cultura considera
que en La Graciosa hay un montón de malentendidos, "los gracioseros, que
son los mejores marinos de Canarias para mí, repiten una serie de cosas que no
tienen mucho sentido, como nombres equivocados de lugares".
La Graciosa también fue un refugio de piratas.
"Hay multitud de leyendas y es cierto que hubo piratas. Es el lugar
natural. Cuando venían los comerciantes de Gran Bretaña por el tema de la uva,
era la isla perfecta para ver los barcos que salían del archipiélago y se
dirigían hacia el norte. Utilizaban dos puntos como atalaya. La mayor leyenda
de la isla es que hay un tesoro escondido en la playa de Las Conchas, de unos
piratas a los que estaban persiguiendo y enterraron allí el tesoro. Hay
documentos, existen referencias".
Este escritor y fotógrafo explica que La Graciosa está
habitada desde hace unos 130 años, hasta entonces era como una especie de finca
cuando faltaban los pastos en Lanzarote. "Pasaban el río y dejaban allí
las cabras sueltas y volvían semanas después a recogerlas. Es curioso, a los
camellos los llevaban metidos en un neumático de tractor",
Con respecto a La Alegranza asegura que nunca ha
estado habitada, salvo dos familias de fareros, pero nunca hubo un
asentamiento. "El primer asentamiento en La Graciosa fue en 1880, cuando
se instaló una fábrica de salazón de pescados por la compañía Pesquerías
Canario-africanas. Otros dicen que fue en Pedro Barba. En 1875 Estados Unidos
quiso comprar la isla durante 99 años para instalar una fábrica de salazón,
pero se denegó la venta".
Otra curiosidad única de La Graciosa es la existencia
de El Palo. "Durante cien años se inventan un sistema de protección hacia
los extraños y hacia los propios habitantes de la isla que no se avienen a las
reglas establecidas. El Palo es una junta de mayores que toma decisiones sobre
lo que está pasando en la Isla. Se sientan en un tronco, en el palo, bisbisean
y saben cómo hacer el vacío".