miércoles, 1 de julio de 2020

Escritos de las islas orientales




I

El águila levanta el vuelo sobre el llano de piedra. Abajo sólo queda en pie las paredes de una casa de piedra del siglo XVIII. Los extranjeros creen que es una construcción prehistórica. Su dueño pertenece a una saga de pastores olvidada. Todo es piedra rojiza y luz. El color ocre es permanente en el suelo y en el aire enarenado. Las tormentas de arena son diarias. La pista que cruza el paraje apenas tiene una señalización carcomida por el óxido. El pasto de las cabras es la aulaga. Los turistas pasan de largo; el paisaje les parece poco atractivo. Escondido en una garganta de piedra hay un pequeño humedal mantenido artificiosamente por el hombre. Los guirres sacian su sed en una de las charcas de este humedal.



"Escritos de las islas orientales" en Insulario menor de Alfonso Domingo Quintero, Baile del Sol, 2014.