sábado, 28 de septiembre de 2019

Miguel Sarmiento (Casa-Museo Tomás Morales)



Los ojos, vencidos de tanto escudriñar la vida, se esfuerzan por ver. Del brazo de Margarita Xirgu sube don Benito lentamente al Paseo de Gracia. Camina como un Homero, que al dejar de contemplar su derredor próximo, mira —sin ver— a gran distancia o a lo profundo. Al salir del arroyo, al bañarse en el sol que le espera, don Benito se detiene y sonríe, con una sonrisa de viejo amigo, a la ciudad.
(Estas líneas escritas por M. Sarmiento dedicadas a B. P. Galdós)


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